La combinación de un terreno abrupto y días de climatología adversa ha puesto en alerta a los acantilados de Campelo, en Valdoviño. El desprendimiento registrado el pasado lunes, aunque visualmente impactante, responde a un fenómeno completamente natural: la erosión progresiva de unas formaciones rocosas que llevan millones de años resistiendo al mar y al tiempo.

Desde el Xeoparque Cabo Ortegal se pide máxima prudencia y se recomienda evitar la zona afectada en los próximos días, ya que persisten condiciones que podrían favorecer nuevos derrumbes.

Un proceso natural en un entorno extremadamente frágil

Tal como explica el geólogo y director científico del Xeoparque Cabo Ortegal, Francisco Canosa, el derrumbe “es resultado de la acción continua de la lluvia, el viento y el oleaje sobre un

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