La pareja, en una imagen de archivo GTRES

Gente

A pesar de que viven en Florencia por el trabajo del futbolista, mantienen su residencia de la capital

Estar casada con un jugador de fútbol de primera división supone cambiar de residencia cada pocas temporadas. Lejos de aquellos que el primer síntoma de los fichajes es la falta de estabilidad familiar, algunos deportistas demuestran que es posible lograr un equilibrio entre vida personal y familiar. El caso de Edurne y De Gea es el mejor ejemplo.

La pareja se conoció en 2010 de la forma más casual. Ambos quisieron participar en un evento solidario de la Fundación Aladina , que les propuso grabar un villancico. La química nació en ese mismo momento y, desde entonces, no se han separado. Y eso que ya han pasado por varias ciudades

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