La noche del 8 de diciembre no fue una más en Liniers . El barrio amaneció transformado: banderas, pelucas violetas, caderines árabes, glitter pegado a las veredas y grupos de fans ensayando coreografías como si se prepararan para una competencia internacional. Hacía horas que miles esperaban el reencuentro, algunos después de acampar durante la noche anterior. Era evidente incluso antes de entrar al Estadio José Amalfitani: Shakira no convoca público; convoca devoción .
A las 21.30, cuando se apagaron las luces y comenzó a sonar “ La Huesera ”, el estadio explotó. La caminata inicial —esa misma que ya es ícono del tour— encendió de inmediato a la multitud. Apenas tomó el micrófono, lanzó las palabras que emocionó a más de uno: “¡Estoy aquí, Argentina!” . Y entonces sí, el est

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