Por: Valeria López Vela 10/12/2025 08:06:00

El Nobel de la Paz suele despertar incomodidades. A veces porque premia demasiado pronto —Aung San Suu Kyi antes de que el poder la transformara—; a veces porque reconoce a quienes no pueden recibirlo —Liu Xiaobo murió en custodia sin poder salir de China—; y otras porque exhibe a los gobiernos que preferirían no ser vistos —como ocurrió con Shirin Ebadi en Irán.

Sin embargo, el Comité Nobel, con todos sus errores, conserva una intuición: la paz no es ausencia de conflicto, sino la resistencia moral frente a sistemas que buscan sofocarlo todo.

En esa tradición se inscribe el reconocimiento a María Corina Machado. Su Nobel no llega tras una transición democrática, ni después de una victoria electoral, ni tampoco por un acuerdo de paz. Lleg

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