Sanar la herida que provocaron las semifinales contra los Tigres es la urgencia real para Nicolás Larcamón. El Cruz Azul llegó a Qatar cargando ese trago amargo, pero también con una oportunidad para modificar la narrativa. La Copa Intercontinental ofrece borrón, cuenta nueva y un rival diseñado para medir el carácter: El Flamengo.
El duelo en el estadio Áhmad bin Ali pondrá a prueba la capacidad de La Máquina para reinventarse. El discurso estriba en dar la cara y evitar un capítulo que duela más.
Larcamón lo entendió desde que el equipo aterrizó en Doha. Ajustó cargas, ritmo y adaptación al clima, con una alta exigencia. Iván Alonso, director deportivo celeste, lo contrató para competir sin excusas, para dejar huella internacional.
“No es salvar el semestre, es capitalizar una gran op

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