En las grandes ciudades, el ritmo de la gente es casi un paisaje más. Hay quien pasea sin prisa, quien se detiene ante un escaparate y quien avanza con un paso firme y rápido, como si el día se le quedara corto. Esa diferencia lleva tiempo despertando el interés de la ciencia del comportamiento .

Varios estudios han observado que las personas que caminan más rápido que la media tienden a compartir ciertos rasgos psicológicos. Entre los patrones más repetidos aparecen una mayor responsabilidad, una fuerte orientación a objetivos y lo que algunos investigadores describen como urgencia temporal: una forma de relacionarse con el tiempo en la que cada minuto cuenta más de lo habitual.

A los científicos del comportamiento les interesa la velocidad al caminar porque ofrece una pista especia

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