Si bien existen personas que cuentan con una postura más confrontativa, hay otras que dan el brazo a torcer e intentan no generar conflictos. De hecho, son las acostumbradas a pedir perdón , incluso cuando las situaciones no lo ameritan en absoluto: muchas veces, el objetivo es obtener algún tipo de aprobación y que nadie se enoje .

El hábito, bastante común, posee raíces emocionales en la inseguridad, la baja autoestima y experiencias pasadas, donde mantener la armonía era mucho más importante que expresar las propias necesidades . De hecho, puede transformarse en una muletilla, pese a que a simple vista pueda parecer un gesto de educación o de bastante amabilidad.

En base a lo que explica la Asociación de Psicología Americana (APA, por sus siglas en inglés), brindar

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