Desde Estopa hasta C. Tangana, pasando por La Cabra Mecánica, Bebe o incluso Bunbury, reconocieron la originalidad de los textos de Iniesta y su peso sobre su propia producción
Cinco canciones de Extremoduro para recordar al mejor Robe Iniesta
Robe Iniesta, fundador de Extremoduro y figura central de la música en España en especial en los últimos 30 años, falleció en la madrugada de ayer sin que por el momento se conozcan apenas detalles del deceso: ni el lugar ni las causas exactas. Lo poco que se sabe lo ha publicado su agencia de comunicación: “Hoy día 10 de diciembre de 2025, nos toca escribir la nota de prensa más triste de nuestra vida. Hoy despedimos al último gran filósofo, al último gran humanista y literato contemporáneo de lengua hispana, y al cantante cuyas melodías han conseguido estremecer a generaciones y generaciones”.
La última noticia pública sobre su salud fue la suspensión de la gira que debía iniciarse en 2024 a causa del diagnóstico de un tromboembolismo pulmonar. Se trata de un tipo de accidente cardiovascular en el que un coágulo tapona la arteria pulmonar impidiendo que esta distribuya correctamente la sangre. Pero deshaciendo el coágulo con medicamentos anticoagulantes, en teoría este desaparece y la persona puede recuperar una vida más o menos normal.
Pero más allá de las causas de su deceso, Robe Iniesta deja una larga carrera musical de casi 40 años a sus espaldas que ha dejado 11 álbumes de estudio, con canciones para el recuerdo gracias a sus letras peculiares y ventas millonarias, a pesar de siempre haber actuado con total libertad creativa, con cimas para la crítica como Agila (1996) o La ley innata (2008).
Y tras el fin de Extremoduro, entre 2015 y 2019, Iniesta supo comenzar una andadura discográfica consistente, con trabajos como Lo que aletea en nuestras cabezas en 2015, muy valorado de nuevo por la crítica, al que siguió una etapa muy fructífera con un directo (Bienvenidos al temporal, en 2018) y tres discos de estudio más: Destrozares, canciones para el final de los tiempos (2016), Mayéutica (2021) y finalmente Se nos lleva el aire (2023).
Una carrera de casi 40 años a base de letras entre lo excelso y lo sicalíptico
Durante esta larga carrera, sus temas se han distinguido tanto por su apuesta decidida por el rock más duro y añejo, sin concesiones al pop o a los sonidos de corte digital, como por unas letras que mezclaban con gran maestría la lírica más delicada, a veces casi enfermiza, con el exabrupto, la palabra malsonante o la descripción sexual explícita de personas y situaciones. Esta capacidad de polarizar sus textos entre lo sublime y lo callejero, entre lo espiritual y lo sexual o incluso escatológico, ha tenido una gran influencia posterior en distintas generaciones de músicos y cantautores españoles que crecieron entre los discos de Extremoduro. Jesús Casañas, periodista musical de profesión y guitarrista de formación, es el autor de Extremoduro. Talento innato (Alianza, 2023), una biografía no autorizada de la banda, que en el fondo es lo mismo que decir un repaso al recorrido vital de Robe Iniesta en los años de Extremoduro.
Es Casañas, investigador incansable de todos los acontecimientos y documentos que atañen a la banda, quien fija la influencia de las letras y la música de Iniesta: “Desde Estopa hasta La Cabra Mecánica, bandas que nacen cuando Extremoduro ya está consagrado, se alimentan de esa manera de componer tan personal de Robe, donde caben todo tipo de temas y de lenguajes mezclados con una poesía de gran sensibilidad literaria”. También explica que músicos como Enrique Bunbury, Dani Martín o la cantautora extremeña Bebe han confesado su admiración e incluso en alguna ocasión han cantado temas de Extremoduro.
Si se escuchan los temas de los primeros discos de Estopa, se puede captar esa poesía urbana entre lo excelso y lo sicalíptico, conducida musicalmente por unos ritmos que tanto se aceleran como se ralentizan en una misma canción, algo muy propio de la manera de componer de Iniesta. Temas como Como Camarón tienen esa estructura que es patente en canciones de Extremoduro como So payaso. De hecho, a raíz de la publicación de los textos que escribieron juntos Robe Iniesta y Manolo Chinato, hace casi tres décadas, los hermanos Muñoz, escribieron en sus redes sociales: “Dicen que es de bien nacidos ser agradecidos. Así que queremos dar las gracias al gran Roberto Iniesta porque sin él no seríamos los mismos. Larga vida a Extremoduro”.
Un ácrata intratable
Pero Casañas reconoce también influencias en artistas posteriores, de la generación del trap, como C. Tangana: “Las letras que maneja el trap combinan muchas veces bases delicadas con letras líricas en las que se cuela un lenguaje muchas veces descarnado, de la calle, de manera que una parte ayuda a la otra a hacer más completa la composición, que es lo que Robe siempre hizo en sus canciones”. También es reconocida en este sentido la admiración del autor de El madrileño por Iniesta, hasta el punto de invitarle a participar en uno de los de los temas del álbum.
“Le dije que le admiraba muchísimo”, confesaba C. Tangana en una entrevista con Jordi Évole, en la que añadió: “Me parece que la búsqueda de la canción española, que era lo que yo estaba intentando, pasaba por Robe Iniesta y su manera de componer sin duda”. Al parecer, al final Iniesta declinó la invitación de un modo muy propio de su manera de ser. Cuenta el trapero que le propuso participar en Un pisito en la M-30, que según Tangana “está inspirada claramente en como Robe compone las imágenes en sus temas”. Se la mostró y el rockero le contestó que estaba bien, pero que el estribillo era un poquito cursi.
También Casañas atesora una anécdota similar en su trato con Iniesta. “Para el libro no pudimos acceder a él con el fin de entrevistarle porque era el momento en que Extremoduro estaba en descomposición y Robe no estaba abierto a participar, así que tuve que esperar a la rueda de prensa en que presentó su último trabajo en solitario, Se nos lleva el aire, para acercarme y presentarme como el autor de la biografía de Extremoduro”.
“Me dijo 'pues muy bien, pero no lo he leído', y me quedé parado”, desvela entre risas Casañas, que explica que de todos modos le confirmó que el libro le había llegado y por el momento no le había prestado atención. De todas formas, Iniesta accedió a hacerse una foto junto al biógrafo de la banda pero, como explica este, “no volvía a tener más contacto con él”.
Quien escribe estas líneas también puede rememorar una rueda de prensa en Madrid en 2001 para presentar el proyecto paralelo a Extremoduro Extrechinato y tú, en el que Iniesta pone música a los textos del pastor y poeta salmantino Manolo Chinato. En aquella ocasión, y como era lógico, la mayor parte de los medios querían fijar la atención en Iniesta por delante de Chinato, entonces un desconocido para el gran público.
Al padre de Extremoduro aquella actitud le molestó en sobremanera hasta el punto de, entre exabruptos, levantarse y querer suspender la rueda de prensa, que afortunadamente se retomó gracias a los esfuerzos conciliadores del personal de su discográfica de entonces, DRO. “Creo recordar que llegó a rasgar en público un ejemplar de El País porque en él se decía 'Robe Iniesta saca nuevo disco' sin nombrar a Chinato”, rememora Casañas.
“Así era él, directo, protestón, antisistema y nada diplomático”, remacha el biógrafo. Otra anécdota que abona la leyenda del eterno rebelde es la frase con la que comenzó su discurso de aceptación el día que recogió la Medalla de Extremadura, en una gala en Teatro Romano de Mérida rodeado de la élite política de su comunidad: “Hoy me han coronado como rey de Extremadura”.
Icono maldito juvenil
No obstante, por este mismo carácter tormentoso y en ocasiones intratable, tanto Iniesta como personaje como Extremoduro como banda, marcaron a varias generaciones de adolescentes a partir de los 90, incluso antes de que la banda obtuviera el reconocimiento masivo con Agila a partir de 1996, cuando Iñaki Antón se hace con el control de las producciones y pule las composiciones de Iniesta. El periodista cultural Ignacio Pato Lorente escribió un sentido homenaje cuando se enteró en 2019 de la separación definitiva de Extremoduro. “Me sé el Deltoya creo que entero como la tabla de multiplicar y algunas partes de Dónde están mis amigos y Agila”, comenzaba la columna de Pato en La Marea.

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