Hace un año, a principios de diciembre de 2024, cuando murió el librero Josep Morales , los peores temores se dispararon sobre la supervivencia de uno de los pocos establecimientos históricos que sobreviven en la calle Ferran de Barcelona. Morales era el propietario y alma máter de la Llibreria Sant Jordi , un reducto de cultura en una calle que pierde la memoria y cada vez más adocenada entre pubs irlandeses, tiendas de souvenirs, carcasas de móviles y algún espacio especializado en productos cannábicos. Queda poco del histórico comercio de la calle Ferran —la cercana tienda de Belles Arts Ferran y poca cosa más— pero a veces se producen los milagros y, a pesar del peligro de convertirse en un establecimiento más dedicado al turismo, este miércoles, la Llibreria Sant Jordi

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