Miami.— En menos de un año de su segundo mandato, el presidente estadounidense, Donald Trump , ha llevado el lenguaje antiinmigrante a un nivel de descaro que incluso veteranos de los derechos civiles consideran inédito en la política presidencial moderna. En un mitin reciente, Trump se refirió a personas de origen somalí como “basura” y dijo que su país “apesta”, un lenguaje que juristas y filósofos del lenguaje han identificado como una forma clásica de deshumanización , especialmente grave cuando viene de la máxima autoridad del gobierno estadounidense.

Lo que hace la cabeza lo hacen los demás: la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem , después de una reunión en la Casa Blanca, dijo en X que recomendó “la prohibición total de viajes a todos los países que han estad

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