y han vuelto a demostrar por qué su influencia en la moda europea trasciende generaciones . La princesa y su hija reaparecieron juntas en un acto cultural en el Principado, y lo hicieron con una impecable armonía estilística que puso el foco en el traje sastre como tendencia definitiva de este invierno. Una aparición que, más allá del motivo institucional, se convirtió en una auténtica clase magistral de cómo reinterpretar el tailoring desde dos visiones: la elegancia clásica de Carolina y la modernidad sobria de Carlota.

El traje diplomático de Carolina: elegancia con un toque de color inesperado

Carolina, icono absoluto de estilo desde los años 80, volvió a reafirmar su dominio de los códigos del armario más refinado. La princesa eligió un traje gris con finas rayas diplomáticas, u

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