El omelette es un clásico rápido, pero esta versión sorprende por su textura: queda esponjoso, liviano y con un volumen que parece de restaurante.

El secreto está en un detalle mínimo y casi desconocido: agregar una cucharadita de agua fría a los huevos antes de batirlos. Ese contraste produce vapor al contacto con el calor, lo que infla la preparación desde adentro y la deja suave como soufflé.

Ideal para un desayuno exprés , un almuerzo liviano o una cena de emergencia, es una receta que funciona siempre y que podés personalizar con cualquier relleno.

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Cómo hacerlo

Ingredientes

-2 o 3 huevos

-1 cucharadita de agua fría (el truco)

-Sal y pimienta a gusto

-Queso, jamón, tomate, cebolla

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