Emily in París se ganó un lugar privilegiado en la comedia romántica de Netflix , y su éxito es un fenómeno fascinante. A pesar de que la serie fue consistentemente señalada por repetir su fórmula —la ejecutiva de marketing estadounidense tropezando entre dilemas amorosos y desafíos laborales en Francia—, su funcionamiento es impecable. La producción supo convertir la previsibilidad narrativa en un punto fuerte, ofreciendo al espectador un escape visual ligero y glamuroso . La clave reside en su protagonista: la encantadora Emily Cooper es un torbellino de optimismo y fashion perfectamente encarnado por Lily Collins , quien brilla con un trabajo icónico , dotando al personaje de una ingenuidad y excentricidad que la hace irresistible.
La brillantez de la serie se sustenta, e

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