Uno de los momentos de reinicio, por llamarlo de alguna manera, de Guadalajara fue aquel en el que la Ciudad decidió hacerse cargo de su propia basura. No fue un gesto simbólico ni un cambio administrativo cualquiera. Fue, en buena medida, un ajuste profundo en la forma de entender el servicio público y la relación entre el gobierno municipal y quienes habitan la capital jalisciense. Y ese cambio lleva un nombre: Verónica Delgadillo. A poco más de un año de ser la primera Presidenta Municipal electa de Guadalajara, el tema que parecía imposible —la recolección de residuos— terminó convirtiéndose en la bandera más sólida de su administración.

Desde diciembre de 2024, cuando el Ayuntamiento retomó oficialmente el servicio tras la salida de Caabsa Eagle, la ciudad inició una transformación q

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