Quienes observan ajos colgados en balcones o patios suelen pensar en costumbres antiguas o simples decisiones estéticas. Sin embargo, este recurso tiene una función concreta y práctica: actuar como un repelente natural para mantener alejadas distintas plagas del jardín y del entorno doméstico. Su eficacia se explica por la composición del propio bulbo, que contiene compuestos sulfurados, entre ellos la alicina, responsables del característico aroma fuerte que resulta sumamente molesto para numerosos insectos.

Colgar ajos en el exterior es especialmente útil para quienes enfrentan problemas recurrentes con mosquitos, hormigas, escarabajos o pulgones. A diferencia de los químicos tradicionales, el ajo actúa de forma pasiva, sin contaminar el ambiente ni dañar a animales o plantas. Su presen

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