En su empeño por seguir a pies juntillas algunas de las medidas que, siguiendo el patrón ideológico de la izquierda, puso en marcha Manuela Carmena, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida -, al que se le supone en las antípodas de aquella- ha decidido hacerle la puñeta a los conductores privados -todavía más-,  al incrementar las zonas con parquímetros , que se extenderán a 22 barrios de Madrid , de modo que entre las zonas marcadas en verde o en azul sobre el asfalto las dificultades para aparcar los vehículos privados en amplias zonas de la ciudad crecerán de forma exponencial, con el agravante de que también se aplicará la medida domingos y festivos en áreas de alta intensidad.

La excusa es que de este modo habrá disponibilidad para el estacionamiento de los residentes en la zona, además de mejorar la calidad del aire. Un camelo, porque lo único que mejora es la recaudación municipal, alcalde. Por lo demás, eso de que los residentes en una zona verde tienen más facilidad para aparcar es cuestionable, porque los vecinos pagan por poder aparcar en zona verde -no es gratis- y se encuentran, por ejemplo, con una fila de vehículos eléctricos de alquiler que les ocupan de forma permanente las plazas que, en teoría, estarían reservadas para los residentes. Así que eso de que todo es por el bien de los vecinos de la zona verde o azul es un argumento que se cae con sólo darse una vuelta por los barrios con parquímetros

La obsesión por limitar la circulación de vehículos privados en Madrid de Almeida empieza a situarse al nivel de la obsesión de Carmena, a la que por cierto va a terminar superando en suciedad en las calles y en niveles de saturación de tráfico. Cuando el PP se mira en el espejo de la izquierda vamos dados. Y la cruzada del alcalde contra los vehículos privados amenaza con dejar en mantillas a la de su antecesora en el cargo.