Dos liderazgos o dos destinos para el Poder Judicial. El próximo lunes 15 de diciembre el Pleno de la Corte Suprema definirá a su próximo presidente. Aunque esta vez, y por primera ocasión en su historia, sería una mujer.

A Gloria Ana Chevesich le correspondería asumir el máximo cargo en el tercer poder del Estado el 6 de enero. Eso, si se respeta la costumbre de que, en el momento de la votación, los ministros del Pleno opten por el juez con mayor antigüedad en el máximo tribunal. Porque en las últimas semanas, en los pasillos de tribunales, la posibilidad de una segunda candidatura ha pasado de un simple rumor a una posibilidad real.

María Angélica Repetto sería la carta levantada por un grupo de ministros. El fin sería frustrar la opción de Chevesich, una de las principales defensoras de las investigaciones por corrupción contra sus mismos colegas.

—En tiempos normales, en el Poder Judicial no hay dos candidaturas —comenta un juez capitalino—. Esto es producto de la crisis.

De acuerdo a quienes conocen la interna de la Suprema, los que apoyan a Repetto la ven como un liderazgo “conciliador” y que busca generar instancias de diálogo.

—Es una persona amable —comenta una fuente.

No obstante, los más escépticos piensan que es una medida de protección de un grupo, debido a que podrían seguir saliendo nombres en el denominado Caso Audios.

La Jueza de Hierro

En sus más de tres décadas en el Poder Judicial, Gloria Ana Chevesich se ha granjeado reputación de dura. Una fama que también comparte entre sus pares, según cuentan fuentes de la magistratura.

Chevesich se transformó en la jueza más famosa de Chile en 2003, cuando se hizo cargo del caso MOP-GATE como ministra en visita extraordinaria. En esa causa, se indagaba la triangulación de dineros de licitaciones para pagar sobresueldos en el Ministerio de Obras Públicas.

Durante esa indagatoria, Chevesich tomó una determinación que marcaría su carrera. La jueza denunció al Pleno de la Corte Suprema que su presidente, Marco Libedinsky, le había pedido a nombre del gobierno no citar a declarar a Ricardo Lagos, debido a las connotaciones políticas que podría tener.

A pesar de que el Pleno desestimó que hubieran existido presiones a Chevesich, la determinación para acusar a un superior no pasó inadvertida entre sus colegas acusados por corrupción.

—El Poder Judicial es una institución altamente jerárquica. Si se recibe alguna presión, es difícil irse contra un superior —comenta una jueza a Bío Bío Investiga, quien destaca la probidad de Chevesich.

El caso contra Vivanco

Pero mientras en tribunales inferiores muchos ven a la Jueza de Hierro como una garantía de probidad, en la Corte Suprema la opinión es matizada. Esto porque su participación en los procesos disciplinarios contra sus colegas no es bien vista por un grupo de jueces.

Cuando surgieron los primeros antecedentes, el presidente del máximo tribunal, Ricardo Blanco, convocó de oficio a la Comisión de Ética. En ella, designó a Chevesich para reemplazar a Carroza, que había mantenido una conversación por WhatsApp con el exministro de Copiapó, Juan Antonio Poblete, para nombrar a un notario en Tierra Amarilla.

Dentro de la Comisión de Ética Chevesich tuvo un rol protagónico en el proceso de investigación contra Vivanco. El 11 de septiembre del año pasado, dos días después de que el Pleno ordenara abrir un cuaderno de remoción, la jueza interrogó a la acusada, acompañada de Blanco y su par Andrea Muñoz.

En esa ocasión, Chevesich y Vivanco tuvieron un cruce a propósito del orden de las causas en la Tercera Sala, que llevó a que se adelantara la revisión del Caso Belaz-Movitec.

Vivanco: Puede haber pasado entre cincuenta causas que nos traen, que de repente el relator haya traído antes una que otra (…).

Chevesich: El orden está en la ley, las causas se ven en un orden, si no es una cuestión de preferencias.

Vivanco: Bueno, no sé, yo estoy explicando.

Chevesich: Perdón, es el presidente de la Corte Suprema que tiene que alterar ese orden.

Unos días más tarde, actuando como vocera subrogante, Chevesich explicó una ampliación del cuaderno de remoción, que incluía esos antecedentes.

—Los recursos que llegan a la Corte Suprema tienen una manera de verse que está establecido en la ley (…). Esas normas se habrían alterado en los casos que se hace referencia en la respectiva resolución —sostuvo Chevesich.

La defensa de Vivanco alegó una falta de imparcialidad por los comentarios de Chevesich, lo que fue desestimado por el Pleno, que determinó remover a Vivanco el 10 de octubre.

Los supremos detrás de Chevesich

Esa postura “dura” con sus colegas acusados de corrupción se ha repetido en otros casos. Chevesich, por ejemplo, votó también por expulsar a los ministros de Santiago Verónica Sabaj y Antonio Ulloa.

Mientras en el caso de Sabaj hubo un amplio respaldo a esa opción, la votación del Pleno en el caso de Ulloa fue un siete contra siete, que mantuvo al ministro en el Poder Judicial hasta que fue destituido por el Senado el mes pasado.

Precisamente, conocedores de la interna apuntan al caso contra Ulloa como el que marcó dos bandos de batalla. Si hasta ese entonces existían varios grupos, tras esa votación las posiciones se polarizaron, comenta alguien que conoce de cerca la interna de la Suprema.

Entre los defensores de Chevesich se encuentra el presidente saliente, Ricardo Blanco, y Andrea Muñoz. Esta última ministra ha sido tan dura como ella a propósito de las acusaciones contra los ministros. A ambas incluso las apodaron como “las hermanastras”. Según cuenta uno de los consultados, el mote lo acuñó “un ministro que ya no está, por las hermanastras de La Cenicienta ”.

En junio del año pasado Muñoz fue la primera en pedir en el Pleno un sumario contra Vivanco, cuando se conoció de las gestiones de su pareja, Gonzalo Migueles, con Carlos Palma, para que bajara su candidatura a fiscal nacional.

Tanto ella como Chevesich y Blanco votaron por la remoción de Ulloa. A ellos se sumaron los ministros Leopoldo Llanos, Mireya López y María Soledad Melo, además de la ministra suplente Eliana Quezada.

La disidencia

La ministra María Angélica Repetto llegó a la Corte Suprema en 2019 directamente de la Corte de Apelaciones de Valparaíso. Actualmente es la única jueza en la Corte Suprema que no pasó por ninguna de las cortes capitalinas antes de dar el salto.

—La idea de que no asumiera Chevesich y, en su lugar, Repetto fue una especie de patriada de la gente de la Primera Sala de la Suprema, que se empezó a madurar por ahí por julio —cuenta un magistrado.

Aparte de Repetto, la Primera Sala Civil está compuesta por Mauricio Silva Cancino, Arturo Prado, Mario Carroza y María Soledad Melo. De ellos, los dos primeros votaron, al igual que Repetto, en contra de remover a Ulloa. Carroza se inhabilitó y Melo votó a favor.

Según una interceptación telefónica realizada al conservador de Puente Alto, Sergio Yáber, que fue revelada por El Mercurio, el mismo Antonio Ulloa habría tenido la intención de apoyar a Repetto para la presidencia de la Suprema.

En una llamada, el conservador de San Miguel, Claudio Barrena, le comentó que durante una cena para celebrar que la Corte Suprema había decidido no remover al ministro de Santiago se había tratado la posibilidad de respaldar a Repetto:

—Estaban hablando ayer de ayudar a la Repetto para que sea presidente de la Corte (…). No quieren que sea presidenta la Gloria Ana —aseveró Barrena.

Consultado por la Unidad de Investigación de Bío Bío, Antonio Ulloa aseguró que no realizó ninguna gestión a favor de Repetto.

El “lado oscuro”

—Esto se ve un poco como la Guerra de las Galaxias, donde está este lado oscuro —añade un juez en relación a la división en la Suprema—. Porque en el fondo esta oposición a Chevesich se ve como una medida de protección de un grupo.

Las versiones son disímiles en cuanto a la fuerza de la candidatura de Repetto. Mientras algunos aseguran que la opción se desinfló por la pérdida de confianza en algunos ministros al intentar salvar a Ulloa, otros aseguran que la idea sigue intacta y con fuerza.

—Si se rompe en esta ocasión la elección de la máxima antigüedad, sería un declive total —asegura una fuente del Poder Judicial.

En 200 años de historia, siempre se ha respetado la antigüedad y son pocas las veces que ha habido candidaturas alternativas. En 2007 hubo un amague, cuando le correspondía asumir a Urbano Marín, quien era de los primeros abogados externos que habían saltado directamente a ministros de la Corte Suprema. En esa ocasión, sin embargo, Marín se terminó imponiendo con claridad, con 16 de 21 preferencias.

También en 2019 Lamberto Cisternas —quien estaba cerca de la edad de retiro, por lo que no alcanzaría a ser presidente— intentó levantar una candidatura alternativa. Obtuvo sólo dos votos, el suyo y el de Ángela Vivanco, contra los 18 de Guillermo Silva.