Por Luis Puebla Corella

El pasado primero de noviembre, una explosión seguida de un incendio en la tienda Waldos del centro de Hermosillo provocó la muerte de 24 personas, entre las que se encontraron familias completas, niños, personas mayores y trabajadores del establecimiento. Nuevamente las intransigencias tanto de autoridades como de empresarios han puesto a nuestra ciudad en el mapa de las tragedias.

A un mes de lo sucedido, el gobierno estatal ha destituido a sus referentes de la protección civil, ha anunciado un aumento de alrededor del 50% de su presupuesto y ha planteado una reestructuración mediante la profesionalización de su personal, el reforzamiento de inspecciones y el cumplimiento regulatorio. Una tarea que llega dolorosamente tarde, aún después de la muerte de 49 niños

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