Juan B. Cañellas Santiago Santiago Actualizado Viernes, 12 diciembre 2025 - 13:54

Bastó un capricho de Carmen Polo para torcer el destino de dos esculturas románicas de valor excepcional. En el verano de 1954, Año Santo compostelano, la esposa de Francisco Franco se detuvo ante dos piezas vinculadas al conjunto del Pórtico de la Gloria que pertenecían al patrimonio público de Santiago. El alcalde, atento al poder y a sus antojos, decidió entregárselas como obsequio para el Pazo de Meirás, la residencia estival del jefe del Estado. Las piezas pasaron entonces, sin anuncio ni explicación, del patrimonio de todos a un entorno privado donde no debían haber acabado.

Setenta años después, los profetas Ezequiel y Jeremías vuelven a Santiago como bienes públicos. Ayer fueron prese

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