Tal vez Karen Reichardt todavía no terminó de entender que es una funcionaria pública y no una vendedora de productos en redes y es por eso que, claramente sin el asesoramiento adecuado, salió a vender estos productos para perros en sus redes.
El hecho puede encuadrarse en un gris ya que si bien no es un delito en sí mismo no debería utilizar el tiempo de trabajo como diputada, que claramente es 24/7, para vender productos propios o de terceros.
Pero tal vez hay algo aún más grave para la diputada que se supone es una acérrima protectora de los animales, no tuvo empacho en considerarlos casi como una decoración más de la noche navideña y tampoco tuvo en cuenta lo que los animales sufren el calor, como para estar abrigándolos aún más.
Fuente: https://www.diarioregistrado.com/politica/la

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