Pero hay una paradoja: aunque esta región -con cerca de 8,6 millones de votos habilitados en 2026 - define el resultado electoral, desde 1886 cuando fue elegido Rafael Núñez, no volvimos a tener presidente. ¿Qué experimentamos en la práctica? Hemos votado por líderes foráneos, entregado nuestros eventos culturales al “cachacismo” y confiado la gestión de proyectos a firmas del interior. Mientras tanto, cuando vamos a Bogotá, enfrentamos desprecio, etiquetas como “corroncho o costeño fantoche” y barreras burocráticas que nos subvaloran. Un caso histórico emblemático es el de Evaristo Sourdis, candidato costeño en 1970. Obtuvo 336 286 votos, mientras que Misael Pastrana ganó con 1.625.025 votos —casi cinco veces más— a pesar del respaldo regional. El mensaje costeño fue claro: no queríamos u

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