Familias completas, grupos de jóvenes y adultos mayores arribaron con ramos de flores, veladoras y listones de colores, formando una procesión que se extendió por calles aledañas desde el amanecer.

Entre los primeros en llegar destacaron varios grupos de matachines provenientes de colonias y comunidades cercanas.

Con sus sonajas, tambores y trajes bordados, ofrecieron danzas de agradecimiento por favores recibidos durante el año.

“Venimos a bailar por salud, por trabajo y por la unión de nuestras familias”, expresó Aurelio Mendoza, uno de los danzantes.

El ambiente festivo se mezcló con el aroma de antojitos mexicanos; en los alrededores del templo se instalaron puestos de tamales, atole, buñuelos, tacos y el tradicional champurrado.

Muchas familias aprovecharon para desayunar después

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