La peor cara del fútbol volvió a verse la noche del pasado miércoles en Polonia, cuando un numeroso grupo de aficionados radicales perpetró un grave ataque contra los autobuses que transportaban a aficionados del Rayo Vallecano, que se enfrentó un día más tarde al Jagiellonia (1-2) en la Conference League. Un incidente que el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ha condenado este viernes.

"Los matones de los estadios vuelven a actuar", lamentó, sin paliativos, el mandatario, recordando las agresiones en Gdynia, donde "golpearon brutalmente a un niño de 12 años", y en Bialystok, a la afición del cuadro madrileño: "Atacaron a aficionados españoles con martillos y objetos afilados", criticó.

En este sentido, el dirigente polaco expresó que este tipo de aficionados ultras "siguen siendo

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