La leyenda contaba que las enormes huellas de tres dedos dispersas por el altiplano central de Bolivia provenían de monstruos sobrenaturalmente fuertes, capaces de hundir sus garras incluso en piedra sólida.

Luego llegaron científicos en la década de 1960 y disiparon los temores infantiles, determinando que las extrañas huellas en realidad pertenecían a dinosaurios gigantes de dos patas que pisotearon y chapotearon hace más de 60 millones de años , en las antiguas vías fluviales de lo que hoy es Toro Toro, un pueblo y popular parque nacional en los Andes bolivianos.

16.600 huellas de terópodos: un récord mundial

Ahora, un equipo de paleontólogos, principalmente de la Universidad Loma Linda de California, ha descubierto y documentado meticulosamente 16.600 de estas huellas dejadas

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