Mustafá partió a los 14 años, en el 2021, de Marruecos rumbo a Europa. Primero entró en Ceuta y luego estuvo en un centro de menores de Valencia del que escapó. Ya había cumplido los 16 años, pero no le habían tramitado los papeles para su regularización. Llegó a Francia, acabó en la calle y su situación se deterioró mucho. “Lo detuvieron ocho veces y lo enviaron a una prisión de París, pero él dijo: Yo no entraré allí, me suicidaré . Veinticuatro horas después se había ahorcado con una sábana”, relataba ayer jueves Claire Tricot, directora del Casal dels Infants en Marruecos, en la jornada Infants, migrats i sols: triple vulnerabilitat, més protecció , celebrada en el Museu Marítim de Barcelona. La triste historia de Mustafá sirve a Tricot para evidenciar la urgencia de establecer mar

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