La nueva cartografía económica de la Argentina tiene una marca indeleble: las familias están endeudadas como nunca desde que existen registros comparables. Diversos estudios de universidades, centros de investigación y datos del Banco Central revelan que nueve de cada diez hogares arrastran algún tipo de compromiso financiero, ya sea bancario, con comercios, fintech o directamente en el circuito informal.

Lejos de las lecturas vagas que atribuyen el fenómeno al "consumismo", el nuevo mapa muestra algo más profundo: la deuda dejó de ser una herramienta para acceder a bienes durables y pasó a ser un mecanismo de supervivencia.

La caída del salario real, el encarecimiento del crédito y el aumento del costo de vida empujaron a las familias a financiar lo básico: alimentos, alquiler, tarifas,

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