Una malla vieja, oxidada y sostenida con troncos en mal estado es lo único que separa a la colonia Nuevo León del área de safari del Zoológico de León, donde viven animales como cebras, jirafas, avestruces, antílopes e incluso hienas. En varios tramos, esta reja apenas alcanza el metro y medio de altura y presenta huecos por los que fácilmente puede pasar una persona o escapar un animal.

Vecinos de la zona aseguran que esta franja es la más peligrosa del zoológico, ya que la malla está colapsada o inclinada hacia afuera en aproximadamente 500 metros. Algunos postes están podridos o rotos, lo que deja el cerco prácticamente inservible. Pese a que desde 2022 existe un estudio que advertía la urgencia de atender esta situación, las condiciones no solo continúan igual, sino que han empeorado.

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