Puede que la historia la escriban los vencedores, pero en el caso de Barcelona, la vida urbana la documentan los cronistas, los periodistas, historiadores o documentalistas que pasan toda una vida intentando maridar sus filias y fobias, su origen y sus raíces con el paso del tiempo, los gobiernos y las tendencias urbanas. Este sábado se ha reunido en la Rambla una nutrida representación de esta ilustrada fauna con el objetivo de rendir homenaje a uno de sus padrinos. Lluís Permanyer, por supuesto, el gran cronista de Barcelona, fallecido el 23 de noviembre a los 85 años. Se ha debatido sobre la salud del oficio e incluso sobre el estado de la ciudad, pero por encima de todo, se ha mascado una clara coincidencia en el profundo amor-odio que supura la relación de la ciudadanía con sus barrio

See Full Page