Algo pasa dentro de Vox que contrasta con la primavera demoscópica que parece atravesar. Una tormenta interna que comenzó hace tiempo ya y que, en los últimos días, se ha desbocado por un flanco que explica en gran medida el resurgir de las siglas del partido tras la debacle del 23-J: la que, hasta hace nada, ha funcionado como su organización juvenil de facto. Revuelta. Unas nuevas generaciones que ahora, si te vi, no me acuerdo. «No forma parte de Vox», resolvió el pasado martes la portavoz parlamentaria, Pepa Millán , a preguntas de la prensa.

Comunicados, filtraciones de audios a un medio digital, denuncias a la Fiscalía por malversación de fondos y estafa, más comunicados, campañas de acoso en redes. Una maraña de acontecimientos sacude los cimientos del «búnker» de Bambú, sede n

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