La búsqueda de la identidad es el disparador con el que Camila Vazquez moldea Cruza, un experimento formal que desafía los límites del género narrativo. ¿Novela, autobiografía, diario? Una declaración de la propia protagonista de la historia expresará con claridad la intención artística del texto. “Vos querés escribir un sueño”, reconoce, como brutal descubrimiento.

Mucho de sueño tienen, en efecto, el tenor de las voces, los movimientos de los personajes y el lirismo puro de la prosa, aunque es el elemento onírico subyacente a la realidad el que explica las decisiones argumentales.

El sueño y la vigilia de la autora se cruzan delicadamente a partir de un suceso fatal de su infancia: la muerte de la madre y la adopción consecuente de la niña. La principal idea del relato se enciende aquí

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