La exclusión residencial ha dejado de ser una amenaza latente para convertirse en una cruda realidad en Mallorca. Numerosas familias se enfrentan a un mercado de alquiler descontrolado, donde las subidas de renta se han disparado hasta más de un 100% y la especulación inmobiliaria se ejerce sin reparos, propiciando en ocasiones un éxodo forzado y situaciones de extrema vulnerabilidad. Historias como las de Francisca y Sonia son el reflejo de una crisis que, según el reciente IX Informe Foessa , es estructural y sitúa a la vivienda como el «cuello de botella» de la integración social en el archipiélago.

Francisca , «mallorquina de toda la vida» y con unos ingresos familiares estables de más 2.600 euros mensuales [gracias a su salario y una pensión de viudedad], se encuentra en una

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