El médico alemán Rüdeger Peter Oyntzen , de 40 años, se encontraba en 1996 en trámites de divorcio de su todavía esposa . El juez le había concedido a ella la guardia y custodia de sus hijos. No obstante, la mujer le permitió en el verano de 1996 a su aún marido que viajara a Mallorca con sus dos hijos: Katharina , de ocho años y Matthias , de seis. Los niños se disponían a pasar un mes de vacaciones en la isla favorita en Alemania. Oyntzen, en cambio, tenía aviesas intenciones. Había planificado un doble asesinato atroz de sus vástagos para vengarse de su exmujer de la forma más cruel y desalmada posible. Lo que actualmente se denomina violencia vicaria, englobada dentro de la violencia machista .

El padre y sus dos hijos se alojaban en la habitación 431 del Hotel Me

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