Dante Gebel lleva casi tres horas arriba del escenario y todavía mantiene el control absoluto de la sala. Vestido con un traje negro impecable, se mueve con la seguridad de alguien que conoce de memoria los tiempos del espectáculo y del público. No está dando un sermón ni celebrando un culto religioso tradicional: lo que ocurre frente a miles de personas se parece más a un show híbrido, entre el stand up y el recital, que a una ceremonia evangélica.

A lo largo de la noche ya bailó, cantó canciones de Julio Iglesias y José Feliciano, imitó a su madre con voz aflautada, citó a Neruda y a Shakespeare, proyectó imágenes de Diego Maradona y mostró fotos de la humilde casa de San Martín en la que se crió. Lanzó chistes velados sobre Javier Milei y Patricia Bullrich y provocó carcajadas constant

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