Como cada año por estas fechas, nos visita el anuncio de Campofrío lleno de buenos sentimientos y dosis notables de ñoñería. Está dedicado a la polarización con la intención de que la gente piense más en lo que les une que en los que les separa. Hay unos comentarios moderadamente graciosos y sale Ana Rosa Quintana diciendo “con lo que a mí me gusta la fruta”. Una consecuencia probable es que el Partido Popular saldrá diciendo que el embutido es sanchista y que la campaña ha tenido que salir de Moncloa o que es cosa de Broncano.
Como ya deberíamos saber a estas alturas, la polarización no es un fenómeno inevitable ni algo creado por las redes sociales o el consumo excesivo de cafeína. Es una estrategia deliberada en España y otros países que algunos partidos adoptan por las ventajas políticas que les ofrece. Es más propia de los partidos que están en la oposición, siempre centrados en denunciar lo mal que lo hace el Gobierno. No es de ahora. El PP aplicó ese tipo de marcaje a los gobiernos de Felipe González y Rodríguez Zapatero. Pero entonces nadie hablaba de polarización.

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