Florencia sale de su cuarto apurada. Se quedó dormida y la primera clase ya debe estar por comenzar. Pero antes de salir pasa por el comedor, abre las cortinas y prende el televisor en el canal de la música.

-¿Cómo dormiste, reina? El día está precioso, creo que vuelvo después del mediodía. Pero quedó una tarta en la heladera.

María Isabel ya está repasando la biblioteca. Mueve uno por uno los portarretratos que no tienen polvo, pero sí recuerdos. “Dale, andá tranquila. ¿Tenés examen hoy? Cuidate, chiquita”.

Ella llegó de Pringles a La Plata, buscando alquilar una habitación para poder estudiar . Una de las nietas de Isabel le ofreció quedarse en lo de su abuela, una casa con demasiados cuartos vacíos. Desde entonces conviven y se cuidan .

La ecuación se repite menos de lo que la l

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