Tras 15 años de operaciones en ese país, con casi 14 mil hectáreas plantadas de eucaliptus y una primera gran exportación maderera, los chilenos se encontraron de golpe con una inesperada resolución judicial: deberán devolver propiedades adquiridas en zonas que antes fueron arrasadas por la violencia y que estuvieron ligadas a los paramilitares. Los chilenos analizan fórmulas para revertir la situación. “Lo que nos hicieron es una usurpación”, dice el representante de la empresa Reforestadora del Sinú.

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