Un fallo reciente en Córdoba demuestra que la privacidad digital tiene límites cuando se cometen delitos. Un hombre fue condenado a tres años de prisión efectiva por extorsionar a su víctima a través de Telegram utilizando una estrategia que combinaba mensajes que se autodestruían en siete segundos con vigilancia física y amenazas presenciales.

¿Cómo logró la Justicia probar lo que estaba diseñado para desaparecer?

La estrategia de un acosador

En un caso sentenciado recientemente por el Juzgado de Control y Faltas Número 3 de Córdoba, un hombre de 27 años fue condenado por extorsión por chantaje en grado de tentativa, coacción simple reiterada y lesiones leves.

Su víctima fue sometida a un acoso coordinado que mezclaba amenazas digitales con seguimiento físico.

El acusado utilizaba té

See Full Page