Mucho se dice que cerca de los cementerio de Antioquia hay una o varias cantinas –“La Última Lágrima”, “El Último Adiós” o “La Última ‘Estación’”–, ese mito se quiebra en Medellín, en uno de los camposantos más concurridos, donde lo que acompaña el último paso de los deudos del difunto es una frutería.

Pero ojo, estamos hablando de toda una institución en la ciudad, un negocio que por generaciones ha llevado a los paladares de los habitantes de estas montañas el sabor de las frutas propias del trópico. Estamos hablando de los famosos salpicones de Campos de Paz.

Pocos saben su nombre real, pues basta con decirle a cualquier taxista o conocido que lo lleve a uno a los salpicones de Campos de Paz, y hasta allá irá a dar uno. Aunque también hay otro nombre que a quien escribe estas líneas l

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