Jean Marc Bosman vive hoy de una pensión que le paga el sindicato mundial de futbolistas, FIFPRO , después de haber hecho millonarios a un montón de jugadores. Hace 30 años y sin pretenderlo, Bosman cambió el fútbol para siempre.
Él sólo quería dejar el Lieja para jugar en el Dunquerque francés. Había acabado contrato con el club belga, pero en su país existía el derecho de retención y el Lieja le ofrecía una rebaja salarial o que el Dunquerque pagara el equivalente a unos 12.000 euros por su traspaso. Bosman no aceptó y reclamó ante la justicia. Él esperaba que fuera un juicio laboral rápido, pero tardó cinco años y cambió la historia.
Y la sentencia que liberó al colectivo de futbolistas se convirtió en una condena para él. Fue rechazado por todos los clubes, nadie quería contrat

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