En Colombia, el acceso a agua potable segura es un derecho fundamental que, a menudo, se ve comprometido por la infraestructura de transporte. Los millonarios esfuerzos invertidos en plantas de tratamiento pueden resultar insuficientes si la red que lleva el recurso a los hogares presenta fallas.

El estado de las tuberías es un factor de riesgo silencioso. Cuando las redes están averiadas, contaminadas o son obsoletas, se convierten en la vía directa de transmisión de enfermedades a los consumidores.

Este problema es especialmente grave en el país; si bien la cobertura ha mejorado, el DANE (2024) reporta que cerca del 20% de los hogares rurales aún no cuenta con acceso a agua apta para el consumo humano, mientras que en las áreas urbanas, la antigüedad de las redes aumenta los riesgos sa

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