María Herminia Gómez y Leonardo Salazar Gómez, madre e hijo, abordaron la embarcación siniestrada el pasado jueves.

La dama pretendía realizar un último viaje a Trinidad, así lo manifestó a sus más cercanos.

Luego de varios años residiendo en la isla caribeña, decidió poner punto y final a esa etapa de su vida. Era suficiente.

Trabajadora, formal, respetuosa, dedicada a su pareja, con quien mantuvo dos décadas de unión conyugal estable, y a la crianza de sus dos hijos, añoraba establecerse de nuevo en su país.

Con una casa en condiciones, a su gusto, edificada a lo largo de los años fuera, cómoda y digna, anhelaba darle calor.

A pesar de sus deseos, nobles y buenos, la tragedia tocó a su puerta arrebatándole la existencia.

Resta orar porque se haya salvado su hijo, para el que aspira

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