Dicen que la genuina belleza reside en la naturaleza y el pueblo Warao no hace más que recrearla.

Si detenemos la mirada fijamente en el gallo de la imagen, parece como si quisiera cobrar aliento y moverse.

Sus ojos, al vernos, dan cuenta de una existencia que desconocemos.

Átomos y moléculas de moriche, el árbol de la vida, con pepitas de lágrimas de San Pedro por pupilas, trascenderán el polvo de nuestros huesos.

Transformado en hilo y trenzado, con firmeza y consistencia, puede caerse 500 veces y no se deformará.

Estando en un ambiente seco, protegido de la intemperie y la humedad, jamás se modificará. Conservará su color blanco piel, con tejidos de color intercalados y la forma que lo hace semejar un antiguo barco vikingo de cabeza de dragón y casco trincado.

Lo elaboró un integr

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