Durante siete años , el caso Montoro ha estado bajo llave. No por falta de pruebas, ni por dejadez judicial. Todo lo contrario: el juez Rubén Rus decidió aplicar el secreto de sumario como un auténtico cortafuegos judicial . Una barrera legal para evitar que el poder político, económico o mediático pudiera arrasar con la investigación antes de que echara a andar.
La causa se abrió el 2 de agosto de 2018. Desde entonces, el magistrado la ha prorrogado en secreto una y otra vez. ¿El motivo? El miedo —fundado— a que los investigados, entre ellos el exministro de Hacienda Cristóbal Montoro , utilizaran su influencia para boicotear la causa si descubrían que estaban siendo investigados .
Así lo explica el propio juez en un auto de 2019: se trata de una causa "sumamente compleja"