En una tranquila esquina de Fisher Island —donde el perfil de Miami brilla a lo lejos y los valores inmobiliarios se murmuran más que se anuncian— Maria Gabriela Rojas Montes de Oca, una eminente arquitecta e interiorista venezolana, camina por la sala de un penthouse en proceso de finalización. Los techos se elevan, los pisos de mármol reflejan la luz, y el sol entra a raudales por ventanales de piso a techo con vista al Atlántico. Pero no es el paisaje lo que capta su atención.
Se detiene junto a un sofá, y acaricia el borde de la tela con los dedos. “Esta costura,” dice en voz baja, “no es solo un detalle. Es la diferencia entre algo que se ve costoso y algo que se siente personal.”
Es una distinción sutil—pero define por completo la filosofía de diseño de Rojas Montes de Oca: el ver