Una caída por las escaleras fue el detonante. El actor Rock Hudson se encontraba en París, cuando sufrió el percance que agravó los problemas de salud que lo habían llevado a la capital francesa, en busca de tratamiento. Su última aparición pública había encendido las alarmas.
La prensa estaba expectante. Lo asediaba. Y no aguantó más. Pidió a su publicista que convocara a los medios. El 25 de julio de 1985 comunicó al mundo que estaba cansado de vivir una mentira, que era homosexual y que padecía sida. La revelación puso al mundo de cabeza. La enfermedad, hasta entonces desconocida, fue etiquetada como “el cáncer de los gays” y generó una gran incertidumbre. Las formas de contagio no estaban claras. Que si la saliva, que si el contacto físico, que si el aire, especulaciones que alimentar