Relatos de madres y médicos muestran el impacto devastador de la crisis alimentaria, con niños que pierden peso y fuerza, y familias que luchan por sobrevivir en un entorno marcado por la escasez y la incertidumbre.

E n las paredes del pabellón de desnutrición infantil del hospital Nasser, unos dibujos en tonos pasteles muestran a niños sonrientes corriendo entre globos y flores. Debajo, en un silencio denso, madres gazatíes vigilan a sus bebés acostados, inmóviles, demasiado débiles incluso para llorar. El llanto, explican los médicos, es un reflejo que estos cuerpos agotados ya no pueden permitirse.

Durante cinco días consecutivos, un equipo de Reuters documentó lo que ocurre en este pabellón, uno de los últimos cuatro centros en Gaza que aún pueden tratar a niños con desnutrición ag

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