En Río Negro hay historias de arraigo y de adaptación. La de Sergio y Cristian Raffín es una de ellas: padre e hijo que dejaron Villa Regina, en el Alto Valle, donde la familia llevaba tres generaciones produciendo peras, manzanas y uvas , para instalarse en Viedma y dedicarse a la ganadería. Hoy manejan 97 hectáreas bajo riego en el Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi) y analizan expandirse.
La decisión no fue sencilla: significó dejar atrás la actividad frutícola que había iniciado el bisabuelo de Cristian, pero también representó una oportunidad de seguir en el campo, con otra escala y sin los plaguicidas que exigían los frutales . Esa mudanza, hecha en familia y apostando a la tierra rionegrina, les permitió armar un sistema agrícola-ganadero que funciona y les da