La persecución por más de una hora quedó en una transmisión en vivo

Movido por el coraje y la indignación, Miguel Ríos emprendió una persecución que pocos se atreverían a realizar: tras enterarse de que elementos del Ejército Mexicano habían detenido, golpeado y despojado de dinero a su hijo, recorrió más de 220 kilómetros desde Monterrey hasta la frontera tamaulipeca.

Ya en Nuevo Laredo, inició la búsqueda y posterior persecución del convoy militar, hasta alcanzarlo y recuperar parte de lo robado. Todo quedó registrado en una transmisión en vivo.

La noche del 25 de julio, su hijo, también de nombre Miguel, junto a uno de sus empleados, salieron del puesto de venta y reparación de celulares que tienen en Nuevo Laredo. Aprovechando que era fin de semana irían a ver un coche en venta.

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