Opinión

Por Emilio Ulloa

La conversación telefónica entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump del pasado 31 de julio ha marcado un punto de inflexión en la relación bilateral. En un contexto de máxima tensión, donde la sombra de nuevos aranceles amenazaba con impactar gravemente la economía mexicana, nuestra presidenta logró no solo contener el embate, sino ganar un tiempo valiosísimo: noventa días para replantear los términos de un acuerdo comercial duradero.

Este resultado no es menor. Trump, fiel a su estilo, buscaba imponer un incremento arancelario que habría elevado al 30 % el gravamen sobre productos estratégicos, sumando presión a la ya pesada carga que representa el 25 % vigente en autos y fentanilo y el 50 % en acero y aluminio. Frente a esta ofensiva,

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