Un millón de jóvenes, según el Vaticano y los servicios de seguridad de la comuna de Roma, asistieron ayer a la misa con la que el Papa cerró el Jubileo de la Juventud, en la más importante manifestación en su tipo de los últimos 25 años en la capital italiana. La clausura en el barrio de Tor Vergata pasó el testimonio a Corea del Sur, sede del próximo encuentro en dos años.

El pontífice saludó a la multitud de jóvenes católicos diciéndoles: “Buen camino. Lleven el entusiasmo al mundo. Continúen marchando con alegría en las hormas del Salvador y contagien a los que encuentren trasladándole vuestro entusiasmo”. Luego les pidió “que no se conformen”.

El Papa llegó temprano y corrigió un error del piloto del helicóptero que lo trasladó desde el Vaticano olvidando que debía dar una vuelta vo

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